El incidente ocurrido durante el funeral de Alejandro Arcos Catalán, exalcalde de Chilpancingo asesinado el 6 de octubre de 2024, refleja el profundo descontento de la población.
Durante el servicio fúnebre, la exalcaldesa Norma Otilia Hernández fue expulsada entre gritos de “¡asesina!”, acusada por los asistentes de estar vinculada con la violencia que afecta la región, principalmente debido a su supuesta relación con el grupo criminal «Los Ardillos».
Este tipo de reacción subraya la creciente frustración de los ciudadanos ante la violencia y la inseguridad que ha azotado Guerrero, donde funcionarios locales han sido blanco de ataques.
El asesinato de Arcos ocurrió apenas seis días después de que asumiera el cargo, sumándose a una serie de crímenes recientes que han generado un ambiente de inseguridad y desconfianza hacia las autoridades locales. Las circunstancias del crimen, que incluyó la brutalidad de los detalles, han exacerbado las tensiones sociales en Chilpancingo.
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