Los padres tienen la responsabilidad no solo de mantener a sus hijos, sino también de enseñarles las habilidades prácticas y psicológicas que necesitarán para ser adultos que funcionen bien.
Con ese fin, los padres establecen sus expectativas y tratan de modelar el comportamiento apropiado. A menudo recompensan la obediencia y el respeto, y pueden usar la disciplina para corregir a un niño que actúa de manera inapropiada o insegura.
La disciplina, el castigo y la recompensa son parte de la caja de herramientas de los padres que se utilizará cuando y cómo la situación lo requiera.
Alcanzar esos objetivos requiere establecer una relación segura e introducir una disciplina apropiada para la edad.
Generalmente, cuando las personas piensan en la disciplina en las familias, sus pensamientos se vuelven hacia el castigo: tiempos fuera, castigo , negación de ciertos privilegios, etc. Pero la disciplina, según muestran consistentemente las investigaciones, es a menudo más efectiva cuando es positiva y se enfoca en enseñar y obtener recompensas en lugar de evitando el castigo.
Recompensando a los niños
Los elogios y las recompensas pueden hacer que un niño sienta que el amor de sus padres es condicional: pueden obsesionarse con los logros y evitar cualquier actividad en la que tengan que esforzarse más y correr el riesgo de fracasar. Como resultado, pierden oportunidades para crecer y probar cosas nuevas.
Los elogios y las recompensas resultan más útiles cuando se reparten en pequeñas dosis o para un énfasis especial. Los padres encontrarán que el estímulo positivo y la disciplina son formas más efectivas de lograr que su hijo se comporte bien. En respuesta, los niños desarrollarán una mentalidad de crecimiento y una mayor confianza en sus propias habilidades, lo que solo los beneficiará a medida que se conviertan en adultos.
¿Y cómo llevarlos al éxito?
La disciplina es algo difícil aún para un adulto, pero los niños lo pueden hacer mejor siempre y cuando pongamos atención y se refuercen las conductas positivas. En este caso encontrarás 29 conductas que te ayudarán a identificar si le estás dando poca o mucha libertad para vivir.
- Resolver por el niño lo que puede hacer por sí mismo.
- Dejar pasar respuestas groseras y falta de respeto hacia los demás.
- No penalizar el Incumplimiento de las obligaciones.
- Estar de acuerdo con todo lo que hace y dice el niño para no molestarlo.
- Permitir que el niño imponga sus deseos inapropiados a todos.
- Creer que “ni siquiera sabe lo que hace”.
- Permitir que el niño gaste el dinero de su comida en otras cosas.
- Asumir la responsabilidad de lo que hace su hijo.
- Tener que repetir la misma orden muchas veces.
- Hacer silencio cuando se da cuenta de que el niño ha falsificado la firma de sus padres.
- Conspirar con su delincuencia.
- Dar “palizas pedagógicas”.
- Tener que subcontratar la educación de los niños.
- Permitir que los niños hagan en el hogar lo que no deberían hacer en el entorno social.
- Ignorar que el niño tiró basura al piso.
- Justificar los fracasos de los niños como errores de otros.
- Aprovechar personalmente cualquier ventaja que tenga por el niño.
- Minimizar el cumplimiento de las reglas y órdenes establecidas.
- Tolerar mentiras, traiciones, pequeños robos, etc.
- Inventar excusas para los propios errores del niño.
Ahora que ya lo sabes, úsalo e inspira a otros para compartirlo
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