En el mundo de los negocios, a veces admitir que necesitas ayuda para avanzar o crecer puede hacerte sentir débil y vulnerable a los ojos del otro. A menos que ese otro haya sido Steve Jobs, o siga la filosofía de trabajo de quien pasó a la historia como una leyenda de la tecnología y las ventas.
Pedir ayuda de la manera correcta, bajo los términos de Jobs, no habla tanto de ti como de las cualidades de respeto y confianza que asumes de los demás. Básicamente, muestra que admiras las habilidades, talentos, experiencias o recursos de quienes claramente trabajaron duro para obtenerlos.
Para el fallecido cofundador de Apple, la pregunta “¿Debo pedir ayuda?” era una pregunta clave que predecía el éxito de un individuo en cualquier sector empresarial. Y esta opinión viene de una de sus más jóvenes experiencias personales.
Como dijo en una entrevista inmortalizada por la Silicon Valley Historical Association en Youtube, Jobs opinaba que sobrevalorar nuestra independencia y autosuficiencia a menudo se interpone en el camino del éxito.
Cuando tenía apenas 12 años, Jobs llamó por teléfono a Bill Hewlett, cofundador de Hewlett-Packard. “Hola, soy Steve Jobs. Tengo 12 años. Soy estudiante de secundaria. Quiero construir un contador de frecuencia y me preguntaba si tienen repuestos que pueda tener”, le dijo.
Hewlett “se rio, y me dio las piezas de repuesto, y me dio un trabajo ese verano en Hewlett-Packard… y yo estaba en el cielo”, contó.
El que décadas después se convirtió magnate de los negocios en el sector informático y de la industria del entretenimiento estadounidense, aseguró que “nunca encontré a nadie que dijera que no o que colgara el teléfono”.
“Yo solo preguntaba”, decía. “La mayoría de la gente nunca toma el teléfono y llama. La mayoría de la gente nunca pregunta, y eso es lo que separa, a veces, a las personas que hacen cosas de las personas que se limitan a soñar con hacerlas”.
Por ejemplo, la revista de finanzas Inc. recuerda cuando la pantalla de plástico con revestimiento duro de uno de los primeros prototipos no era lo suficientemente dura: después de que Jobs pasó un día llevándola en el bolsillo, notó que la pantalla ya estaba rayada.
El cofundador de Apple podría haber tomado la ruta de la autosuficiencia y solucionar el problema él mismo. En cambio, llamó a Wendell Weeks, el director ejecutivo de Corning Glass, y le describió el tipo de vidrio que necesitaba.
Después de algunas palabras de persuasión, Weeks cedió a brindarle su ayuda, proporcionando el cristal Gorilla Glass, un producto que la compañía había desarrollado en la década de 1960, pero que nunca puso en producción.
Cuando el biógrafo de Jobs, Walter Isaacson, entró en la oficina de Weeks años después, solo había un souvenir en exhibición: una carta de Jobs que decía “No podríamos haberlo hecho sin ti”.
A juzgar por la carta enmarcada en su pared, Weeks estaba claramente orgulloso de haber marcado esa diferencia para Jobs. Pedir ayuda es, simplemente, un método efectivo para construir un éxito duradero, crear conexiones de negocio y hasta amistades de toda la vida. Nadie hace nada que valga la pena por su cuenta.
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